El término biodiversidad se utiliza para representar toda la variabilidad existente en los seres vivos.
Esta variabilidad incluye todas las características de los organismos a todas las escalas, desde variabilidad en caracteres intracelulares -variabilidad genética- hasta escala de comunidades de organismos y ecosistemas. Además, el término biodiversidad contempla la abundancia de los caracteres, la composición, el tipo y su función.
La biodiversidad es una variable que puede ser medida y afectada por el cambio climático, el uso de la tierra, la disponibilidad de recursos y los disturbios. Asimismo, la biodiversidad es un factor que puede influir sobre los procesos ecosistémicos afectando su velocidad, magnitud y dirección de cambio.
Tradicionalmente el término biodiversidad se enfocaba principalmente en el número de especies y en su abundancia, sin embargo, hoy existe un amplio consenso en que la diversidad funcional —el valor, rango y abundancia relativa de rasgos funcionales de los organismos presentes en una comunidad— es el componente más importante de la biodiversidad que influye en la salud de los ecosistemas.
No obstante, todas las características de la biodiversidad están íntimamente ligadas entre sí. Una mayor diversidad de especies suele estar asociada a una mayor diversidad funcional, estructural y genética. Por lo que la biodiversidad está íntimamente relacionada con la salud de los ecosistemas, con su estabilidad, integridad y funcionalidad.
La estabilidad de un ecosistema va a estar dada por su capacidad de resistencia (de no cambiar) y/o su resiliencia (capacidad de recuperarse) ante disturbios.
La integridad se refiere a que el ecosistema posee todas sus funciones intactas mientras que la funcionalidad se refiere a que el ecosistema funcione correctamente. La consideración de todos los componentes de la biodiversidad —genotipos, especies, rasgos y tipos funcionales, comunidades y unidades paisajísticas— es esencial para comprender su papel en los procesos ecosistémicos y, por lo tanto, en la prestación de servicios ecosistémicos para el ser humano.
La biodiversidad afecta a numerosos servicios ecosistémicos, tanto directa como indirectamente. Los servicios ecosistémicos son aquellos beneficios que proporcionan los ecosistemas a los seres humanos y contribuyen a que la vida sea posible digna de ser vivida.
Algunos de los beneficios directos que proveen los ecosistemas son los servicios de aprovisionamiento, como la provisión de agua y alimentos, y los servicios de regulación (regulación de procesos ecológicos que mejoran o hacen posible nuestra existencia, como la regulación de la calidad del aire, del agua, del clima, ciclos de inundaciones, degradación de los suelos, desecación y salinización, pestes y enfermedades).
También están los beneficios no materiales como son los valores estéticos, espirituales, oportunidades de recreación y culturales. Mientras que algunos de los beneficios indirectos son de funcionamiento de procesos del ecosistema que generan a los servicios directos. Son los llamados servicios de apoyo o de soporte que incluyen procesos como la fotosíntesis, ciclo de nutrientes y del agua, creación del suelo y la neutralización de desechos tóxicos.
El desierto del Monte es el ecosistema más árido de nuestro país, se caracteriza por poseer una fisonomía de estepa arbustiva alta. Esta vegetación se dispone en parches de vegetación rodeada de suelo desnudo lo que le confiere la capacidad de resistir el clima hostil de la región.
Las plantas y los animales que habitan este ecosistema poseen diversas adaptaciones a la sequía lo que las hace única por lo que este ecosistema presenta muchos endemismos, es decir especies que sólo habitan en esta región.
El desierto del Monte se extiende todo a lo largo de la diagonal árida de nuestro país desde el Norte, Salta y Tucumán, al este de la cordillera en el Centro (San Luis, Mendoza, Neuquén) y luego se expande hacia el Oeste en la Patagonia llegando hasta la costa Atlántica en las provincias de Río Negro Chubut. Es un ecosistema que actualmente está afectado por distintos usos de la tierra como son el pastoreo, la explotación petrolera y las urbanizaciones.
El uso indiscriminado de este ecosistema está causando serios problemas de desertificación y contaminación, entre otros. El desierto del Monte es particularmente vulnerable a las prácticas ganaderas sin manejo, que además de afectar a las plantas que consume causa una cascada de efectos negativos en todos los organismos asociados a la vegetación, peligrando el funcionamiento del ecosistema.
Procesos como la polinización, erosión del suelo, interacciones entre especies (como competencia y facilitación) se ven seria e indirectamente afectadas por el sobrepastoreo.